Cataluña y la Noviolencia

Por Moisés Mato.

Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. 

Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar

barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia

                                                                                                                        (CH. Chaplin. El gran disctador)

Hoy es el día 2 de Octubre. Para muchos, el día después del 1-O en Cataluña

Ayer se consumó un nuevo acto de este drama ya demasiado largo. Ayer irrumpieron las porras de la policía para mostrar las debilidades de la ley, ayer el miedo pasó a la epidermis en unos casos y en otros se refugió en lo más profundo del alma. Ayer, “los héroes” de los dos bandos hicieron sus discursos previsibles, siguiendo el guión marcado por el guionista. Ayer, la acción se precipitó tanto, que se consiguió introducir al público en escena. Se pasó de la butaca al impacto de los focos.

     “El drama funciona. Vamos al siguiente acto” me dice una voz interior.

Con las pasiones desatadas el siguiente acto tiene asegurado el clímax. El sufrimiento de muchos ya no es ideológico solamente. La rabia, la impotencia, el desaliento, la euforia,… se atropellan en muchos corazones. Y se expresan o se esconden. Pero ya estamos sumergidos en la trama.

“Vamos al segundo acto, venga”- insiste esa voz interior.

            “Un momento, por favor” – Me resisto.

Hoy es el 2 de Octubre. En muchos lugares del mundo se recuerda el nacimiento de Gandhi. Nació hace 148 años y con ese motivo se celebra el día de la noviolencia. También en lugares donde  los conflictos adquieren categoría, no sólo de drama, sino también de tragedia. Si me permiten en el entreacto del drama que nos ocupa, introducimos un pequeño apunte sobre esa historia apasionante y  necesaria que es la noviolencia. La oportunidad de la fecha y el necesario descanso entre acto y acto nos brinda esta oportunidad. Quizás sea providencial.

“De acuerdo pero sé breve, claro y directo” Me aconseja la voz interior.

Lo intento.

1: La noviolencia es la fuerza de los que quieren  enfrentarse a las injusticias pero deciden no utilizar medios injustos. “El fin está en los medios como el árbol en la semilla” nos recuerda una máxima atribuida a Gandhi. Parece lógico. Si crees que tu causa es justa, si trabajas por algo justo ¿Por qué empañar ese fin justo con un medio injusto? “La justicia es indivisible” nos recuerda Luther King. Hay que poner en valor la causa que perseguimos y para ello, qué mejor forma que utilizar instrumentos justos. Ninguna causa justa se legitima con instrumentos injustos. En este entreacto conviene pensar qué medios injustos se han utilizado en uno u otro bando. Todas las mentiras, abusos de poder, manipulaciones, instrumentalizaciones,… deslegitiman la causa. Nos coloquemos en el lado que nos coloquemos, debemos de ser los primeros en denunciar lo injusto de lo que hay en nuestro lado. Revisemos los actos anteriores a este que está a punto de comenzar. La mínima honestidad moral e intelectual nos puede hacer caer en la cuenta de muchas inmoralidades en las dos partes. Están publicadas por todas lados. Insisto: A una causa justa nunca le benefician medios injustos.

2: Gandhi rescataba algunos términos de su cultura como ahinsa o satyagraha para hablar de “la fuerza del amor”y la “la fuerza de la verdad”. Dos palabras fundamentales en la noviolencia. Las miles de experiencias que conocemos de noviolencia han basado su eficacia en explorar esas dos fuerzas: Decidimos intentar amar al que se opone a nosotros, decidimos partir de la verdad. Miles de años de conflictos entre los seres humanos ya han demostrado hasta la saciedad que el odio engendra odio, la violencia engendra violencia y la mentira promueve la mentira. Sólo el amor rompe el odio, sólo la verdad rompe la mentira. Es una evidencia que todo el mundo puede comprobar en su vida cotidiana. En el siguiente acto el drama se puede convertir en tragedia si los contendientes (ahora ya todos) dejan la verdad y el amor para otro momento. En todas las guerras la primera víctima es la verdad, dicen. Y la segunda, el amor, añado. Si es que podemos separarlas.

3: B. Brech inventó un concepto, que llamó distanciamiento, que buscaba que el público pudiera mantener su espíritu crítico en todo momento, mientras se desarrollaba la trama. Es decir, aunque se nos vaya la vida en lo que acontece en escena, no dejemos nunca de reflexionar críticamente sobre ello. La pretensión brechtiena apuntaba a  no dejarse llevar por las catarsis. Quería hacernos caer en la cuenta de las causas últimas del conflicto, de los hilos ocultos que lo alimentan. Si observamos con un mínimo de atención a los que dirigen las operaciones de los dos bandos sorprende ver que, como suele ocurrir, fueron aliados durante mucho tiempo. Esos poderosos, como ocurre siempre, defienden sus intereses, en ambos casos manchados de corrupción. Esos poderosos, como siempre, tienen todos los mecanismos de poder a su disposición Y, como siempre, salen del envite sin un rasguño. Por el contrario, los que reciben los golpes, los que no tienen más poder que el de su palabra y su compromiso, los que han pagado las consecuencias de esos dos gobiernos, los mas desfavorecidos,… piensen lo que piensen, estén a favor de lo que estén, ahora se están dividiendo, se están enfrentando. Y en el siguiente acto, como en los anteriores, veremos que los poderosos podrán volver a aliarse y el pueblo  seguirá dividido. Una vieja estrategia. La noviolencia siempre  ha puesto en valor la unión de los que sufren las consecuencias de las acciones de los poderosos. Desde la estrategia del poder siempre se ha considerado un valor dividir a los que quieren someter. Dos estrategias opuestas. Dos filosofías opuestas.

4: La noviolencia promueve el diálogo. La torpeza y poca estatura moral de los políticos actuales les lleva a menospreciar o malinterpretar el diálogo. Parecen ignorar la esencia de la democracia real.  La ley no es la última palabra, los intereses políticos, mucho menos. Hay que apuntar al bien superior. En este momento, la acción noviolenta posiblemente no consista en ponerse en la parte del conflicto que nos parece más acertada, sino en promover con toda energía el diálogo, exigirles a los responsables políticos que dialoguen o dejen a otros, no tolerar manipulaciones, abrir un tiempo de información veraz, negarnos al enfrentamiento entre nosotros. Dialogar supone que estamos dispuestos a escuchar, a buscar la verdad y la justicia. No es tensar la cuerda, mirar de reojo, comprar afinidades, intelectuales,… Es necesario que el pueblo protagonice el diálogo realmente. Que no lo hagan desde las instituciones financiadas desde hace tiempo para crear un estado de opinión. Empecemos de abajo arriba. Si una familia, un grupo de amigos, compañeros de instituto o de trabajo se dividen por este conflicto, es una prueba de que el conflicto viene de arriba. Lo normal es garantizar la amistad, la fraternidad y desde ahí promovemos una determinada postura. Así preservaremos lo esencial, se decida lo que se decida. De lo contrario, en una España unida o en una Cataluña independiente, no tardará en reproducirse la misma lógica. Y como estaremos más heridos, seremos más vulnerables todavía.

Gandhi dialogando con Lord Mountbatten, Gobernador británico de la India

 

“Bueno, ya es suficiente” – Me dice la voz interior.

 

De acuerdo. Pero no olvidemos que mañana es día 3 de Octubre. Cabe subir al escenario como han subido siempre los que aparentemente no tenían fuerza. A ellos les debemos lo mejor de nuestra conciencia. Si hay que elegir, al menos por honestidad, aceptemos que también existe la opción de la noviolencia. Es mucho más que una táctica frente a la policía e implica mucho más que el hecho de no ejercer la violencia. Es una forma de cultura. Que todos podemos intentar protagonizar, si queremos.

Hasta mañana.

Moisés Mato

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